Un soplo de sexo fresco

¿Saltamos en el tiempo hacia atrás cuando creemos que avanzamos, o es al revés? En nuestra era de aniquilación petrolífera, implantes, microchips y montañas de basura cibernética, cuando aún podemos regocijarnos del maravilloso espectáculo que genera el agua pura que corre a chorros en una fuente, con el único propósito de adornar una rotonda de carretera ¿estamos avanzando o retrocediendo?

Sobre mi mesa tengo una película rodada en 1973 en la que un niño de 14 años se acuesta con su madre y os aseguro que no es algo espeluznante, no hay nada de lo que sentirse escandalizado, todo es natural. La película es brillante, altamente recomendable para todos los públicos (yo creo que para todos, sin edades)...

Han pasado 34 años desde entonces y a nadie "en su sano juicio" se le ocurriría rodar una película con este argumento a no ser que quiera acabar apedreado por cientos de asociaciones de "protección al menor" o vete tú a saber... con sus huesos en la cárcel.

¿Qué tiene el sexo que lo hace tan terrible para el mundo, cuando el mero hecho de que existamos viene generado por el sexo? No siempre ha sido así, seguro. ¿No era Aldous Huxley en “Un mundo feliz” (1.932) quien imaginó una sociedad dónde los niños con 7 años practicaban sexo entre ellos de un modo natural?

¿Porqué de un tiempo a esta parte no hay problemas con mostrar violencia y más violencia gratuita, asesinatos en serie y mentes perturbadas a diestro y siniestro? ¿Cual es el objetivo real de todo esto?

¿Es un salto al pasado más ancestral que nuestro pasado cercano el que debemos vivir, para coger carrerilla y afrontar un futuro más abierto de miras?, ¿o es sólo que el futuro simplemente es un pasado que no conocimos, mucho más retrógrado de lo que podemos llegar a imaginar?

. Un soplo en el corazón (Le souffle au coeur). Louis Malle.

No os la perdáis por favor.

PD.: Vale, voy y vengo y no termino de explicar nada, pero tampoco es que importe demasiado, no? Quiero decir;... salid al campo a reencontraros con la naturaleza, aullad a la Luna, haced el amor en una playa, fotografiad ángeles en Berlín, mirad las estrellas sobre el techo de vuestro coche... La verdad, no sé qué demonios hacéis leyendo esto.